Desde la diversificación de fuentes hasta la integración de tecnologías emergentes, Latinoamérica está experimentando una transformación en su infraestructura energética. El 2024 comienza con un panorama prometedor para esta región, en cuestión de energías renovables. En este artículo, se destacan cuatro tendencias clave que están dando forma al futuro renovable de la región.
La Conferencia Anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en su edición número 28 (COP28), acordó aumentar la generación de energías renovables hasta tres veces para el año 2030, hasta al menos 11.000 GW y mejorar la eficiencia energética al doble.
Este objetivo se suma a las iniciativas ya propuestas desde el año 2015, para limitar el aumento de la temperatura a 1.5°C, provocado por el calentamiento global. Para alcanzar este objetivo, la Conferencia estableció una reducción en las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero un 43% hasta 2030 y un 60% hasta 2035 en relación con los niveles de 2019, y alcanzar las emisiones netas de dióxido de carbono cero para 2050.
Los esfuerzos deben ser globales y locales, para garantizar cambios reales y efectivos en las infraestructuras energéticas.
Según un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía, la capacidad para generar energías renovables se disparará en 107 gigavatios (GW), hasta superar los 440 GW en 2024. Esto representa el mayor incremento absoluto de la historia, lo que facilitará la implementación de alternativas más amigables con el medioambiente, para la generación de energía.
El informe reitera que aproximadamente el 87% del crecimiento mundial de la capacidad de las energías renovables en 2023-2028 (a escala de servicios públicos), debería ser estimulado por programas políticos. De estas iniciativas gubernamentales dependerá el acceso a implementar cambios más limpios, en la infraestructura de las empresas.
Por otro lado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), lanzaron el proyecto CertHiLAC, una certificación para la producción de hidrógeno limpio y bajo en carbono en la región. Países como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Uruguay, entre otros, firmaron una declaración conjunta para la implementación de este proyecto.
Su objetivo es facilitar las exportaciones de hidrógeno limpio a otras regiones. Esta iniciativa se suma a los compromisos para acelerar la descarbonización de las industrias pesadas, en el territorio de América Latina y el Caribe.
Asimismo, las instituciones mencionadas anteriormente, prepararon una guía para la implementación de este proyecto. Esta incluye un plan de acción que desarrolla los pasos para poner en marcha el sistema, el establecimiento de la gobernanza y las estrategias de financiación.
Como resultado del aumento de consumo de energía en todo el mundo y en consecuencia, de la demanda de fuentes de energía eficientes, también se previene una creciente demanda en el almacenamiento de la misma. Además, la transición a energías renovables está favoreciendo el crecimiento de este mercado en todo el mundo.
En este aspecto, el almacenamiento de energía desempeña un papel fundamental, ya que puede comportarse como una reserva o como una fuente de electricidad alternativa, compensando tanto en la generación como en la demanda. Los expertos opinan que los sistemas de almacenamiento de energía pueden moderar problemas de congestión en las redes de transmisión de energía y posponer inversiones en infraestructuras de transmisión y distribución, entre otras funciones.
Por su parte, el Banco de Desarrollo Internacional desarrolló un análisis de los principales elementos que pueden favorecer la implementación de estos sistemas, en la Latinoamérica. Dentro de este marco regulatorio, se deben incluir la definición y tratamiento del término “almacenamiento”; también la consideración de las condiciones de acceso y conexión a la red, además de los permisos y autorizaciones para el desarrollo de este tipo de proyectos, entre otros puntos.
En conclusión, este año podría marcar una diferencia trascendental en la transición a las energías renovables, si se toman en cuenta las iniciativas propuestas por las entidades correspondientes. Hoy en día hay diversas alternativas limpias igual de eficientes que las producidas por combustibles fósiles. La decisión está en cada una de las empresas.