Mantener un voltaje regulado es una de las preocupaciones en los hogares e industrias. Para ello se utilizan dispositivos que cumplan con esta promesa, pero, ¿cuándo se utiliza un Regulador Automático de Voltaje (AVR) y en qué se diferencia de uno convencional?
Como su nombre lo indica los reguladores o estabilizadores de voltaje permiten mantener un voltaje de salida estable, a pesar de las fluctuaciones en el voltaje de entrada. De esta manera se evita que se afecte el rendimiento y la vida útil de los equipos eléctricos.
La principal característica de los Reguladores Automáticos de Voltaje (AVR) es que incluyen un modo de control automático para monitorear y ajustar el voltaje de salida, sin intervención humana.
Es decir, no hay que configurarlo manualmente porque están diseñados para detectar cualquier variación por encima o por debajo del rango establecido. Y con ello actúan con mayor precisión.
Además de este modo de control automático, los reguladores automáticos de voltaje se diferencian de los convencionales, porque cuentan con un transformador interno que varía según el diseño y especificaciones de cada dispositivo.
Los reguladores AVR de Industronic, se caracterizan por regular los niveles de tensión de línea a línea y de línea a neutro. ¿Qué significa esto?
En el primer caso (entre líneas), el regulador mantiene un voltaje regulado entre las fases de la red eléctrica. Es decir, la diferencia de voltaje debe ser estable y cercana al valor nominal (220 Voltios en un sistema trifásico).
Esto se logra gracias a un monitoreo constante de la tensión entre líneas y a un ajuste automático, que protege equipos electrónicos sensibles como computadores, motores y electrodomésticos.
En el segundo caso, de línea a neutro, se compensan las fluctuaciones al mantener un voltaje regulado entre cada fase y el neutro de la red eléctrica. Así, el voltaje de cada fase será estable y cercano al valor nominal (por ejemplo 110 V en un sistema monofásico).
Algunas señales de situaciones que se presentan en las industrias y que permiten pensar en implementar esta opción de un AVR son:
Con este modelo los reguladores ayudan a las empresas e industrias a mantener la producción sin interrupciones del fluido eléctrico y, al ser automáticos, minimizan la gestión de esta tarea.
De hecho, cuentan con una función para darle continuidad a la operación aún en condiciones de mantenimiento.
Al ser equipos precisos que no necesitan gestión manual, los reguladores automáticos de voltaje son ideales para proteger equipos electrónicos sensibles, como respiradores, monitores de pacientes y máquinas para diagnóstico de imágenes.
Asimismo, son esenciales en áreas residenciales rurales para mantener un suministro eléctrico regulado y seguro, protegiendo electrodomésticos y equipos electrónicos de las fluctuaciones de voltaje comunes en estas regiones.
Por otro lado, en el sector industrial, estabilizan la energía para maquinaria, iluminación, cámaras de vigilancia y alarmas, garantizando así la seguridad operativa.
Además, también resultan indispensables para computadores, servidores, redes y sistemas de control industrial que cuentan con tarjetas y componentes clave.
En el sector comercial, los AVR protegen sistemas de pago, puntos de venta y equipos de seguridad. Por su parte, en el sector agrícola, aseguran el funcionamiento de equipos de riego y control climático.
Por último, en telecomunicaciones, permiten mantener la estabilidad de redes y sistemas de transmisión; mientras que, en aplicaciones de video, audio e iluminación, protegen proyectores, sistemas de sonido y luces contra fluctuaciones eléctricas.
En conclusión, contar con un AVR aporta una mayor comodidad para proteger la costosa inversión en equipos y reducir casos de mal funcionamiento de componentes.
Son imprescindibles para tener una red eléctrica más estable y segura para los equipos conectados a ella.